Los destinatarios del primer discurso de Boric por @AntonioRuiz_R

3 años hace

Comenzó con luz natural y terminó con todos los faroles de la Plaza de la Constitución necesariamente encendidos. El primer discurso de Gabriel Boric con la banda presidencial cruzada al pecho, terminó con un viralizado suspiro del joven mandatario. Un gesto que reflejó su evidente cansancio tras un día largo, pero también el peso de las palabras que acababa de pronunciar. Una pieza discursiva histórica, que intentaremos descifrar.

En todo discurso político, según el sociólogo argentino Eliseo Verón, el orador (Boric en este caso) se construye a sí mismo. Es decir, se describe de una manera, busca caracterizarse ante su público. “Seré el Presidente de todos los chilenos y chilenas y escucharé siempre las críticas constructivas”. Las referencias a los sentidos (escucharé siempre) suelen ser recurrentes actualmente en política. Ayudan a conectar, a humanizarse. Uno de los atributos que lo llevó a La Moneda.

Gabriel Boric se presentó como un presidente que buscará primero escuchar, observar, para luego hablar y actuar. “Quiero decirles, compatriotas, que he visto sus caras recorriendo nuestro país (…) Quiero que sepan que, vamos a explicar, vamos a hablar con ustedes para contarles el porqué de nuestras decisiones”.

Otro de los aspectos claves para el análisis es comprender, según Eliseo Verón, que en cada discurso, los políticos crean prodestinatarios (partidarios), contradestinatarios (detractores) y paradestinatarios (a quienes intentan convencer).

Los prodestinatarios de Gabriel Boric quedaron más que claros en los primeros minutos. “Las personas mayores cuya pensión no les alcanza para vivir. Quienes se enferman y sus familias no tienen cómo costearle los tratamientos. Los estudiantes endeudados. Las familias que siguen buscando a sus detenidos desaparecidos. Las disidencias y diversidades de género. Los pueblos originarios despojados de su tierra”. Fue una larga lista de prodestinatarios. Los mismos grupos a los que logró conquistar con sus promesas durante la campaña, y que ahora espera hacerlo con su Gobierno. “Con ustedes es nuestro compromiso”, remató.

En los discursos de líderes políticos populistas, los contradestinatarios generalmente son tratados bruscamente. Incluso a veces con nombre y apellido, acompañados de gruesos epítetos. No es este el caso. “Este Gobierno no se agota en sus adherentes. Seré el Presidente de todos los chilenos y chilenas y escucharé siempre las críticas constructivas y las propuestas de quienes piensan distinto a nosotros, los que siempre, siempre tendrán garantizada la libertad y el derecho de disentir”.

En el discurso político también pueden existir contradestinatarios conceptuales. Todo aquello que puede interferir negativamente en los objetivos trazados en este caso por un gobierno. “Sabemos, compatriotas, que el cumplimiento de nuestras metas no será fácil, que enfrentaremos crisis externas e internas, que cometeremos errores y que esos errores los deberemos enmendar con humildad”. Entre sus contradestinatarios, estuvo también uno que amenaza hace rato a casi todos los gobiernos del mundo. “Quiero decirles que vamos a vivir tiempos desafiantes y tremendamente complejos. La pandemia sigue su curso, con un saldo de dolor y pérdida de vidas que nos va a acompañar por mucho tiempo”.

Finalmente, el paradestinatario es aquel al que hay que convencer. Generalmente esa mayoría silenciosa, algo escéptica que no toma partido ni a favor ni en contra fácilmente. “Vamos lento porque vamos lejos y no vamos solos, sino que con todos ustedes (…) Desde este lugar quiero hacerles a todas y a todos, un llamado, que nos acompañemos en esta tarea. Caminemos juntos la ruta de la esperanza y construyamos todos el cambio hacia un país que sea digno y justo”.

Un especial llamado a los que por estos días dicen que “si le va bien, a todos nos va bien”. A los que no son indiferentes, pero tampoco muy entusiastas. Los emprendedores que lo pasaron mal con el estallido. Los que perdieron sus trabajos con la pandemia. Los que desconfían del proceso constituyente. Los que no fueron a votar. Los que tienen miedo por la economía. A todos ellos (sin mencionarlos directamente) también dedicó parte de su mensaje.

Un discurso histórico, cuyo desafío será ahora sostenerse en el tiempo y en la práctica. Cumplirle a todos esos partidarios, escuchar a los que piensan distinto, y entusiasmar a los que tomarán palco.

Antonio Ruiz. Periodista Chileno. Máster en Comunicación Política
Universidad de Alcalá, España.

 

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