
El cortejo fúnebre inició en la mañana, marcando el comienzo de un día lleno de emotividad. Las primeras paradas se realizaron en la vivienda familiar de Esteban y luego en el Colegio Rafael Sanhueza, donde asistía. En este punto, una gran cantidad de estudiantes, profesores y apoderados se congregaron para despedirlo, sosteniendo globos blancos y compartiendo recuerdos. La atmósfera era pesada; las lágrimas y abrazos reflejaban el dolor de una pérdida irreparable.
A medida que el cortejo se dirigía hacia la Pérgola de las Flores, un emblemático lugar en la zona, los trabajadores del sector se unieron al tributo, lanzando pétalos de flores sobre el paso del féretro, añadiendo un toque de belleza a un momento tan trágico. Este gesto simbólico fue captado por los medios, entre ellos el matinal “Tu Día”, permitiendo que viacrucis de la tragedia resonara más allá de la localidad.
El acompañamiento no solo fue de familiares, sino que también se sumaron numerosos vehículos y cientos de personas que salieron a las calles, reflejando el impacto que la vida de Esteban dejó en la comunidad. El camino hacia el cementerio estuvo lleno de testimonios de gratitud y cariño por el pequeño, quien había sido un amigo querido y una fuente de alegría para muchos.
Análisis Final
El funeral de Esteban Hermosilla se convirtió no solo en un adiós, sino en un recordatorio del sentido de comunidad y empatía que se van tejiendo en momentos de tragedia. La participación masiva de personas en su despedida pone de manifiesto cómo una vida tan corta puede tener un impacto duradero en el corazón de muchas personas. Además, resalta la necesidad de abordar problemas de seguridad vial y la relevancia de la educación y la concientización sobre el respeto a las normas de tránsito. La memoria de Esteban sigue viva en el compromiso de su comunidad por mejorar y cuidar el entorno en el que viven.

Cristian Daniel González Henríquez
Fotógrafo
The Times En Español
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