Polémica en Perú por congresista que obliga a sus asesores a cortarle las uñas

8 horas hace

Las recientes imágenes que han emergido del Congreso de Perú, donde se observan a asesores realizando tareas poco convencionales, han desencadenado un fuerte escándalo. La congresista Lucinda Vásquez, del partido Juntos por el Perú, ha sido objeto de críticas luego de que se difundieron fotografías de ella en su despacho mientras uno de sus colaboradores le cortaba las uñas de los pies. Esta controversia no solo pone en tela de juicio la ética del manejo del poder, sino también la naturaleza de las relaciones laborales en el ámbito legislativo peruano.

La controversia desatada

El programa Cuarto Poder de América Noticias fue el primero en sacar a la luz este hecho insólito, que podría catalogarse como un caso de peculado. En las imágenes, Vásquez aparece cómodamente recostada en un sofá, conversando por teléfono, mientras un asesor, identificado como Edwar Rengifo Pezo, realiza la tarea de cortar sus uñas. Este acto, que podría parecer trivial en un contexto privado, en un entorno laboral oficial plantea serias preguntas sobre el uso de recursos humanos del Congreso.

La defensa de la congresista

Al ser consultada sobre las imágenes, la congresista se mostró evasiva. “No voy a contestar. No, no, para nada. ¿Cómo sabe usted que obligo? Yo no obligo a nadie. Tampoco es voluntario, pero no obligo a nadie”, fueron sus palabras exactas. Esta respuesta ha generado aún más dudas entre la opinión pública y los expertos en ética pública, quienes cuestionan la naturaleza de la jerarquía en su despacho.

De acuerdo con informes publicados, el asesor que se encargó de esta labor es en realidad sobrino nieto de Lucinda Vásquez, lo que añade una capa adicional de complicidad familiar a la controversia. En un entorno donde se exige transparencia, estas relaciones familiares no solo podrían constituir un conflicto de interés, sino también contribuir a un ambiente laboral poco profesional.

Asesores en funciones inesperadas

La polémica se intensificó aún más cuando se reveló que otro asesor de Vásquez, identificado como Willer Sajami Collantes, se ha estado ocupando de tareas domésticas, cocinando en la casa de la congresista durante horas laborales. Las imágenes que fueron capturadas el 19 de enero de 2023 muestran al asesor en plena acción, junto al esposo de la congresista. Este tipo de actividades plantea serias preguntas sobre la utilización del tiempo y los recursos en el ámbito político.

El exoficial mayor del Congreso, José Cevasco, no dudó en expresar su indignación sobre el asunto. En sus declaraciones, mencionó que “si no lo veo, no lo creo. Lo que podríamos decir es que es un spa”. Su afirmación recalca la gravedad de la situación y la percepción de abuso de poder en el ejercicio de funciones públicas.

Implicaciones legales

De acuerdo con la legislación peruana, el actuar de Vásquez podría ser considerado como peculado, un delito que se manifiesta cuando un servidor público usa recursos estatales para beneficio personal. En este contexto, el Congreso se enfrenta a un dilema: ¿hasta qué punto un representante público puede invocar sus privilegios sin incurrir en un abuso de poder?

Conexiones políticas

Lucinda Vásquez fue elegida por el partido de izquierda Perú Libre en las elecciones del 2021, pero ha cambiado de alianza y forma parte actualmente de Juntos por el Perú. Este vaivén político podría ser significativo, ya que las decisiones que toma no solo afectan su imagen personal, sino también la del partido que representa.

A nivel más amplio, este escándalo puede ser interpretado como un reflejo de la crisis de confianza que atraviesa la política peruana en general. En un momento en que el país enfrenta problemas económicos y sociales profundos, los ciudadanos se ven obligados a contemplar cómo sus representantes utilizan el poder y los recursos públicos.

Análisis político: un reflejo de la desconfianza en la política peruana

Este reciente escándalo en el Congreso de Perú no es un hecho aislado, sino que se inscribe en un contexto más amplio de desconfianza hacia la clase política. Mientras el país lucha por superar numerosas crisis, tanto económicas como de corrupción, los casos que involucran a congresistas en actividades irregulares solo profundizan la brecha entre la ciudadanía y sus representantes.

La administración pública debe ser un modelo de ética y transparencia. Sin embargo, situaciones como la de Lucinda Vásquez, donde se cruzan los límites de lo inaceptable, pueden llevar a un descrédito que impacta a todo el sistema político. La reacción de la población, especialmente de los jóvenes, podría manifestarse en una mayor apatía electoral o, por el contrario, en un impulso por demandar una política más honesta y representativa.

Sin duda, la repercusión de este escándalo resonará en las futuras elecciones y en la forma en que los ciudadanos perciben a sus líderes. Como sociedad, la exigencia de un manejo adecuado de los recursos públicos se ha vuelto imprescindible, y los recientes hechos son un claro recordatorio de que la supervisión ciudadana es fundamental.

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