Durante una conferencia de prensa, Trump afirmó: “Vamos a ocuparnos de esa situación”, subrayando la gravedad del problema del narcotráfico y sus devastadores efectos en las comunidades estadounidenses. Esta promesa se produce en un contexto alarmante de aumento en el uso de sustancias como el fentanilo, que ha sido responsable de un incremento en las muertes por sobredosis en EE.UU.
El presidente también resaltó que, aunque el contrabando marítimo está siendo controlado, el tráfico terrestre ofrece una oportunidad más accesible para las fuerzas del orden. De acuerdo con Trump, bloquear el contrabando en las fronteras terrestres es más efectivo, lo que plantea un cambio en la estrategia operacional hacia la vigilancia fronteriza y la cooperación con países aliados en la región para desarticular las redes criminales.
Emitiendo una advertencia clara a los narcotraficantes, Trump declaró: “Les advertimos que dejen de enviar veneno a nuestro país”. Esta firme postura se alinea con la retórica continua de su administración sobre la lucha contra el narcotráfico, y se acompaña con el compromiso de movilizar más recursos para la aplicación de la ley. Las fuerzas estadounidenses han ejecutado múltiples operaciones contra embarcaciones vinculadas al tráfico de drogas que proviene de Venezuela.
La prolongada crisis económica de Venezuela, junto con la creciente influencia de los grupos criminales en la región, ha consolidado al país como un epicentro del tráfico de drogas. La administración Trump ha señalado a los líderes venezolanos como cómplices en este comercio ilícito, lo que ha generado un interés renovado en desmantelar estas organizaciones. Las próximas semanas serán fundamentales, mientras la administración afina los detalles de estas medidas que podrían cambiar la dinámica del narcotráfico en la región y afectar las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Venezuela.
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