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Olivares, hoy dirigente independiente, ex candidato a alcalde por Pedro Aguirre Cerda, con formación jurídica y estudios en gestión pública, sostiene que el interés en torno a Gebel refleja el desgaste de los liderazgos tradicionales y las limitaciones de una política excesivamente técnica.
“Cuando una figura ajena a los partidos logra instalarse en la conversación política, lo que emerge es un malestar previo que la política institucional no ha sabido interpretar”, afirma.
La búsqueda del “sentido humano”
El análisis de Olivares —quien fuera asesor estratégico de la candidatura presidencial de Harold Mayne-Nicholls— apunta a que la política contemporánea ha ido relegando la dimensión humana en favor de la ingeniería electoral y el diseño tecnocrático. Según plantea, el respaldo que despiertan figuras como Gebel no se explica necesariamente por programas de gobierno detallados, sino por atributos hoy escasos: vocación pública, capacidad de escucha y cercanía.
“Valoro en Dante Gebel su sentido de vocación pública y una calidad humana que hoy escasea en la política. Es un liderazgo que, más allá de las fronteras, refresca el aire de una actividad que se ha vuelto asfixiante por su propia rigidez. Eso no garantiza un proyecto de gobierno, pero sí explica por qué muchas personas están dispuestas a prestarle atención en un contexto de desconfianza institucional”, señala.
Gebel, conocido en la región por su trayectoria como comunicador y referente público, ha desarrollado gran parte de su visibilidad en espacios culturales y espirituales. Ese componente —según Olivares— ayuda a explicar su llegada a públicos que hoy se sienten distantes de la política tradicional.
¿Un puente hacia el centro?
Con una trayectoria que incluye la fundación del Departamento Municipal y Regional de Amarillos por Chile y su paso por la Juventud Demócrata Cristiana, Olivares observa en estos fenómenos una oportunidad para revisar las categorías tradicionales. A su juicio, el llamado “factor Gebel” obliga a la dirigencia a salir de la autorreferencia y asumir que existe una demanda por liderazgos capaces de articular mayorías amplias, más que profundizar divisiones identitarias.
“No todos los outsiders son opciones viables, pero todos expresan la incapacidad del sistema para representar y conectar con la ciudadanía”, concluye.
Sobre el autor:
Felipe Olivares Vergara es dirigente político independiente y analista con formación jurídica y estudios en Teoría Política y Gestión Pública. Ha desarrollado su trayectoria en espacios de centro, destacando su rol como fundador del Departamento Municipal y Regional de Amarillos por Chile y ex Consejero Nacional de la Juventud Demócrata Cristiana. Fue candidato a alcalde por Pedro Aguirre Cerda y asesor estratégico en la campaña presidencial de Harold Mayne-Nicholls.
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