El primer siniestro ocurrió el viernes 26 de diciembre, alrededor de las 18:00 horas, en la autopista TF-1, cerca del polígono industrial de Granadilla de Abona. Orimar, que circulaba en moto, colisionó con un autobús local. A pesar de la rápida intervención de los servicios de emergencia –ambulancias, Guardia Civil, Bomberos y Policía Local–, los sanitarios solo pudieron certificar su muerte en el lugar debido a las graves lesiones sufridas.
Menos de un día después, el sábado 27 de diciembre por la mañana, Adrián perdió la vida en otro accidente en la carretera TF-65, en San Miguel de Abona. El joven se dirigía al hogar de su novia, fallecida el día anterior, para cuidar a los animales que ambos compartían. Su motocicleta colisionó con un turismo cuyo conductor ignoró una señal de stop. La Guardia Civil detuvo al conductor por un presunto delito de homicidio imprudente, ya que dio positivo en las pruebas de alcohol y drogas.
Orimar y Adrián habían mantenido una relación sentimental por dos años y compartían una pasión común por las motocicletas y el cuidado de los animales. Esta doble tragedia ha generado una profunda conmoción en la comunidad, especialmente entre el colectivo motero de Canarias, que ha expresado su solidaridad con las familias y se prepara para rendir homenaje a los jóvenes.
Con estos luctuosos acontecimientos, el año 2025 cierra con 34 víctimas mortales en accidentes relacionados con motocicletas en las carreteras canarias, según datos de medios locales. Las autoridades continúan investigando las circunstancias exactas de ambos siniestros para esclarecer las causas. Este trágico evento resalta una vez más la vulnerabilidad de los motoristas en las vías insulares y la necesidad de extremar la precaución al volante.
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