Durante sus dos mandatos, su estilo comunicativo y disposición para escuchar y considerar diferentes perspectivas editoriales, al interior de la prensa acreditada, instituyeron un liderazgo mediático único: tragicómico, sin rodeos y con sentido del humor.
Como parte de los medios Acreditados del Gobierno de su gestión, en The Times en Español tuvimos el privilegio de cubrir una variedad de hitos y eventos en los que el expresidente Piñera estuvo presente. Desde conferencias de prensa hasta visitas a distintas regiones del país y el extranjero, fuimos testigos de su respeto por el trabajo periodístico, como un engranaje clave que acerque el Gobierno a la ciudadanía.
A diferencia del panorama actual, donde prima el material encapsulado y el cerco mediático de élite, los gobiernos de Sebastián Piñera se caracterizaron por siempre dar material: Piñericosas, caídas y frases desafortunadas, por la arista más espontánea; pero también una comunicación de lujo del Jefe de Estado y sus Ministros y Subsecretarios, cuando se requería seriedad, desplegando puestas en escena en que tanto adherentes como detractores estaban atentos al televisor.
Sebastián Piñera siempre demostró cercanía y disposición para interactuar, tanto con la prensa como con los ciudadanos. Jamás debió simular que iba hablando por teléfono para evadir una pregunta o mucho menos un saludo. Aun cuando ha sido, por lejos, el Jefe de Estado más puntual y responsable desde el retorno de la Democracia, siempre dedicó algunos segundos para consultar a quienes le rodeaban un genuino y no protocolar “Buenos días ¿Cómo están?“.
Interesarse por las y los demás nunca fue para el “Tatán” una pérdida de tiempo. Incluso si la persona en frente de él lo había interpelado con preguntas complejas en las horas previas, pues entendía que entre la prensa y su figura habría de acumularse incontables horas juntos, desde sus pautas más tempranas, hasta aquellas donde en La Moneda no quedaba un alma, solo él y los micrófonos.
A pesar de sus hitos históricos como el rescate de los 33 mineros de la Mina San José, la importación de dosis de vacunas contra el COVID-19 o la reconstrucción de la Zona Centro-Sur tras el 27F, Piñera deja un legado que tiene mucho que ver con su forma: un ser altamente intelectual, con capacidad de escucha y, sobre todo, con algo de lo cual carece la clase política desde la más conservadora a la más transformadora: su increíble tacto social. Amigo de grandes empresarios y detentor de un alto poder económico son verdaderas que no hacen menos cierta su alta capacidad de empatía, su forma de mirar a los ojos a quien lo cuestionaba a micrófono abierto, y su capacidad de reírse de sí mismo, cuando se le escapaba algún lapsus linguae o incluso cuando sufría alguna viralizada caída.
Pero esa forma de ser, fue un sello en sus dos gobiernos. Y fue así que figuras como Karla Rubilar, Sebastián Sichel, Laurence Golborne, Cecilia Pérez, Carla Munizaga, Rodrigo Ubilla, Juan Francisco Galli, Pauline Kantor, Paula Daza, Enrique Paris y Katherine Martorell fueron haciendo suyo aquel estilo cercano, sensible y aferrado al territorio, impulsando sus carreras políticas debido a la virtud de escuchar a las personas afectadas en una catástrofe, a comunicar con elocuencia en medio de una emergencia, o a responder con oportunidad a las demandas de quienes aún tienen esperanzas en el rol del Estado.
Por último, The Times en Español recuerda con respeto y admiración las conversaciones de su director, sr. Victor Arce y su excelencia el Presidente de la República, quien lo reconoció como un paciente de Diabetes y le exigió que se cuidara de ese “enemigo poderoso que te está matando por dentro”, lo invitó un par de ocasiones a fumar un cigarro para dar una necesaria pausa, o le recriminó no haber solucionado directamente con él un impasse con su Jefe de Prensa, quien arbitrariamente no acreditó al medio: “Pero, negro, ¿no tenías la confianza suficiente para decírmelo o reclamármelo a mí? Soy el presidente, no puedo saber todo lo que sucede”. De haber sabido que el Presi era tan cercano y ejecutivo, nos hubiésemos ahorrado ese engorroso juicio a nivel constitucional.
Al término de su mandato, y aún sabiendo que este medio electrónico, elogió la gestión del Gobierno en la pandemia, pero no titubeó en condenar las violaciones a los DDHH durante el Estallido Social, Sebastián Piñera reconoció la importancia de todos los medios, titanes y emergentes, de interpelar al poder político, siempre en el marco del Estado de Derecho. Con fotografías y hasta aplausos, el líder de Chile Vamos se despidió: “Víctor fue un gusto trabajar contigo”.
Desde esta tribuna, rendimos un homenaje a quien fuera dos veces la máxima autoridad de la República de Chile, que brindó día a día material de trabajo a estos editores y hoy deja como legado una estética comunicacional inigualable. ¡Hasta siempre, Presidente!
Sebastián Piñera: Un líder político y representante de la derecha que deja un vacío tras su muerte